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El fatalismo azteca

«Así nosotros somos:
un breve instante a tu lado, junto a ti, autor de la vida:
¡solamente viene uno
a darse a conocer en esta [tierra!
¡Nadie ha de quedar!...
Ya se rasga el plumaje de [quetzal,
va la pintura [desvaneciéndose,
allá la flor se seca...»