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El punto de vista de Koldo Izagirre

«Al parecer, Lauaxeta trató de buscar la inspiración en pro de la construcción nacional. Sin ser poeta o sin tener la vocación, no sólo comprendió la mecánica de la poética sino que captó y divulgó su belleza. La poesía lo contagió y así se nos muestra, por suerte, un Lauaxeta contradictorio: a pesar de no superar completamente el catolicismo provinciano, es amante de la sensualidad mística, hedonista que aborrece el submundo de la ciudad, nacionalista que suspirando "Estoy enfermo", melancólico por la vida, clama "¡A la mar!"... es sabiniano y ama a Baudelaire. Lauaxeta no es un mediocre que quiere crecer a la sombra del nacionalismo, inició la lucha contra el amateurismo».