Dólmenes
Los dólmenes vascos se hallan en zonas en las que el pastoreo ha persistido hasta nuestros días. Suelen estar formados por una cámara de planta cuadrada o poligonal: sobre tres, cuatro o más losas clavadas verticalmente en el suelo se coloca otra u otras a modo de cubierta. La cámara de estas construcciones puede ser rectangular (tres o cuatro losas verticales) o poligonal (cinco o más losas). Estas últimas suelen ser de mayor tamaño.
Las cámaras suelen estar orientadas de oriente a occidente: las cabezas de los difuntos se sitúan al este y los pies al oeste, lo cual parece reflejar algún tipo de culto al sol. También hay en el País Vasco, aunque en menor cantidad, dólmenes de tipo corredor, que cuentan con un pasillo o galería que da acceso a la cámara. De este tipo, precisamente, es el famoso dólmen de la Choza de la Hechicera, situado en Elvillar (Álava). Su cámara está formada por ocho losas. El corredor tiene cinco metros de longitud y una losa de separación lo divide en dos partes. Otro megalito interesante es el dólmen de Ausokoi, en la sierra de Aralar. Su suelo enlosado pudo servir para condensar las inhumaciones más profundas, lo cual indicaría que era frecuente reutilizar sepulcros antiguos.