Descripción y datos históricos:

Gran conjunto arquitectónico perteneciente al ferrocarril del Urola, construido por el arquitecto Ramón Kortazar en 1926. Actualmente es sede del Museo Vasco del Ferrocarril.

El edificio principal es rectangular y tiene tejado a cuatro aguas, cubierto con teja árabe. Tiene tres plantas. En la primera estaban la sala de espera y la ventanilla de billetes. La segunda y tercera eran viviendas.

En la fachada se observa un zócalo y en los dos primeros pisos está cubierta con caliza. Las esquinas son de arenisca, con unas garitas al final, y sobre ellas hay unos pináculos que sobresalen por encima del tejado. En el último piso se observa una trama de madera, a modo de decoración.

En las cuatro fachadas se observan rótulos que muestran el nombre de la estación. En las dos fachadas principales hay cuatro entradas con arcos semicirculares que cubren prácticamente la altura de la primera planta. Los vanos dobles de la segunda planta están rodeados de arenisca. Los de la tercera planta son más pequeños.

Aparte del edificio principal de la estación, se observan otros edificios con un diseño muy funcional; por esa razón, tiene el menor número de elementos decorativos posible. Hay otro edificio que funcionaba como taller, almacén y fragua, de una sola planta, cuyas paredes son de ladrillo raseado y el tejado es a cuatro aguas. Había otro taller para elaborar y almacenar bobinas, de dos aguas y teja árabe. Así como un tercer taller, rectangular y de dos naves y tejado a dos aguas, cuya función era el mantenimiento de la línea aérea. Además, se observan las que fueron oficinas del ferrocarril: se trata de un edificio rectangular, a dos aguas y de una sola planta, con paredes de ladrillo y cubierto en una parte con placas de arenisca. Tiene amplias ventanas. Por último, encontramos las dos amplias cocheras de la estación, en las que se guardaban los trenes. Estos edificios son a dos aguas, construidos en ladrillo enlucido, sin divisiones y grandes entradas ocupando toda la fachada, para que los trenes puedan acceder al interior.

Se completa el conjunto con una subestación que abastecía de electricidad al ferrocarril. El edificio es rectangular, de dos plantas en el centro y tres en los extremos, construido en ladrillo raseado, de cubierta a dos aguas y dos entradas. Una de las entradas está en un lateral y lleva a una escalera de caracol.

El último edificio es el que albergaba el interruptor eléctrico. En él se interrumpía la alta tensión, cómodamente y sin riesgos, siempre que había que manipular o realizar alguna comprobación. Se trata de un edificio rectangular construido en sillar con forma de cojín. En la parte superior se observa una imitación de almenas medievales.