A lo largo del siglo XX surgieron frutos en el mundo del cine que no llegaron a madurarse. Jóvenes actores que en la flor de su carrera desaparecieron de la gran pantalla dejando a un público totalmente rendido a sus pies. Hoy, siguen siendo iconos del séptimo arte, interpretes que jamás caerán en el olvido.

Anteriormente conocimos el extraño final de tres famosos actores del siglo XX. En esta ocasión, cuatro nuevos casos de iconos del cine que deciden quitarse la vida. Hombres con dinero, fama y todo a su alcance, pero a pesar de todo, un vacío emocional, drogas y causas desconocidas los empuja a desaparecer.

Pieza clave e insustituible del Hollywood de los años dorados, Cary Grant ha sido icono de importantes realizadores como Hitchcock, Stanley Donen o Howard Hawks. Participó de todos los géneros, destacando por su maestría en la comedia, pero sin desmerecer antológicas interpretaciones en el drama, la intriga y el bélico.

En las décadas 40, 50 y 60 Gary Grant participó en numerosas películas. Además fue nominado varias veces al premio Oscar por su interpretación realizada. Apartamento para tres (1966, Charles Walters) fue su último trabajo. Tres años después, la Academia le galardonó con un Oscar honorífico por su carrera.

El conocido actor, que se incorporó al ejército americano para intervenir en la 2ª Guerra Mundial, trabajó en películas muy conocidas como La gran evasión (1963), Doce del patíbulo (1967) o la serie de filmes Death Wish. Además, fue el protagonista de Extraño vínculo de sangre (1991), primer película como director del actor Sean Penn.