Edward Dmytryk, prolífico cineasta norteamericano de origen ucraniano, cuya relación con el celuloide quedó marcada por la caza de brujas que sufrió en Hollywood, hubiera cumplido el 4 de septiembre cien años. Además de su sufrimiento por el macartismo, que persiguió en Hollywood a todo lo que oliera a comunismo, Dmytryk dejó tras de sí una amplia aportación y un trabajo de gran calidad.
Nacido en Canadá en 1908 y fallecido en Los Angeles (California) el 1 de julio de 1999, Dmytryk regaló al cine más de 50 películas, algunas de ellas protagonizadas por las estrellas más grandes del momento, como Marlon Brando, Humphrey Bogart, Spencer Tracy, Elizabeth Taylor, Bette Davis, Richard Widmark, Henry Fonda o Clark Gable.
Estudió en el Instituto de Tecnología de California y empezó a trabajar como chico de los recados en la Paramount. Pero su carrera en Hollywood no comenzó hasta la década de 1930, cuando trabajó como montador de varias cintas, entre las que figuran títulos como Love Affair (1939), de Leo McCarey, o Zaza (1939), de George Cukor, que le sirvieron como trampolín hacia la dirección.
Antes de que se extendiera el "macartismo", el movimiento anticomunista que existió en el país en esa época y que hizo que los miembros de la industria fueran cuestionados sobre su ideología, ya había logrado hacerse un nombre como uno de los mejores directores jóvenes.
De ese periodo datan obras como la antifascista Hitler's Children (1943), My Sweet Murder (1944), basada en una novela de Raymond Chandler, o Crossfire (1948), una de las primeras cintas de la industria que abordó el antisemitismo y por la que logró su única candidatura al Oscar al mejor director. Fue su mejor época.
En 1948 se casó con Jean Porter, una actriz a la que conoció en Till the End of Time (1946) y con quien pasó el resto de su vida y con la que tuvo tres hijos. Era su segundo matrimonio, tras divorciarse de Madeleine Robinson, con quien estuvo unido quince años.
Uno de "los diez de Hollywood"
Poco después tuvo que comparecer ante el Comité de Actividades Antiamericanas, donde eludió facilitar nombres de compañeros simpatizantes del Partido Comunista, por lo que fue enviado a la cárcel de Mill Point Prison, en Virginia Occidental.
Su negativa a convertirse en un delator le convirtió en uno de los miembros del llamado "grupo de los diez de Hollywood", condenado a un año en prisión además de quedarse sin trabajo al verse en la lista de proscritos de esta industria.
Continuó su trabajo en Inglaterra, pero acuciado por problemas económicos, regresó a EE.UU. Confesó haber pertenecido al Partido Comunista durante la II Guerra Mundial y ofreció una serie de nombres que, según declaró posteriormente, sabía que ya estaban en poder del comité. "Todas las personas que nombré habían sido ya mencionadas al menos media docena de veces y se encontraban ya en la lista negra", declaró en una entrevista realizada en 1973.
Aunque Dmytryk, candidato en 1955 a la Palma de Oro del Festival de Cannes por The End of the Affair, siempre pensó que había hecho lo adecuado, muchos de sus compañeros de la industria no perdonaron el gesto y lo acusaron de delator, una acción que ensombreció su trayectoria profesional.
En 1965 recibió la Concha de Oro a la mejor película del Festival de Cine de Donostia por Mirage, que compartió con Zlatá reneta, de Otakar Vávra. Pero su carrera comenzó a entrar en declive y únicamente rodó siete películas más, la última de ellas, He is my Brother (1976).
Para entonces, Dmytryk ya había encaminado sus pasos hacia la enseñanza. Enseñó cinco años Teoría y Producción de Cine en la Universidad de Texas de Austin y, en 1981, se trasladó a la Universidad del Sur de California.
Durante esos años como profesor, publicó varios libros sobre el cine, como On Screen Directing o On Film Editing, en el que aseguraba que el montaje es "la fuerza creativa de la realidad fílmica".
(Fotos: 1: IMDb; 2: frank-diario.blogspot.com/2008/03/motn.html; 3, 4,5, 6: IMDb)