Volver a la página índice
El cine japonés I
vie, 21 dic 2007 18:28:00 +0100

Occidente no tuvo ningún interés en el cine japonés hasta 1951. Ese mismo año el director, productor y guionista japonés Akira Kurosawa ganó el León de Oro en el Festival de Venecia con la película Rashomon. Por esta razón, el cine americano fijó sus ojos en Oriente, aunque el cine japonés comenzó en los años 20.

En el cine japonés predominan dos géneros cinematográficos. Por un lado, los Jidaigeki narran historias acontecidas en un tiempo lejano y, dentro de esta categoría, los Jidaigeki Chambara cuentan historias centradas en los samuráis. Por otro lado, los Gendaigeki describen historias actuales y, dentro de este genero, los Shomingeki relatan historias centradas en vidas y personajes corrientes del día a día.

Teniendo en cuenta los citados géneros cinematográficos, son tres los directores destacados: Yasujiro Ozu (Tokio 1903-Tokio 1963) se centra en los Shomingeki, Kenji Mizoguchi (Tokio 1898-Kioto 1956) en los Jidaigeki y Akira Kurosawa (Tokio 1910-1998) alterna los dos géneros.

Yasujiro Ozu

Entre 1927 y 1945, Ozu grabó unas sesenta películas, pero muchas de ellas se perdieron en la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, existen muy pocos restos cinematográficos en torno a este director.

Ozu describe en sus películas una sociedad feudal carente de tradiciones, costumbres y valores. Los trabajos de este director plantean un conflicto entre el pasado y el presente, una comparación entre una sociedad consumista e industrializada y tiempos mejores. En este conflicto, el tiempo es el verdadero impulsor del cambio, ya que su poder destructor y perecedero rompe con las tradiciones, las relaciones y los modos de vida.

El estilo cinematográfico de Ozu se centra en la limpieza. Desde un punto de vista narrativo, sus películas cuentan la misma historia y la clave de éstas reside en la familia y en los problemas referidos a ella. Por ejemplo, los malentendidos en el matrimonio, la educación de los hijos, los conflictos entre diferentes generaciones y el cuidado de los mayores, entre otros.

Desde un punto de vista formal, Ozu toma decisiones muy peculiares, definiendo así su propio estilo cinematográfico. En la pantalla muestra un espacio global de 360 grados y renuncia a primeros planos, movimientos de cámara y a las consecuencias dramáticas del montaje. En la grabación utiliza la perspectiva del perro, una perspectiva con poca altura, como si grabara sentado en un tatami. También repite encuadres grabando a los personajes desde el mismo punto de vista una y otra vez. Además, los personajes interpelan con la cámara, esto es, la miran directamente y hablan hacia ella.

Estas decisiones son fruto de la cultura, el arte y el estilo de Japón, ya que el cine japonés es un cine creado por varios contextos y culturas.

Las películas más conocidas de Ozu son Tokio monogatari (Historias de Tokio, 1953) y Ohayo (Buenos días, 1959), entre otras.

En 1961 el Festival de Berlín homenajeó la imagen y la obra del director japonés. En 1958, por otra parte, recibió la medalla de oro de mano del gobierno japonés y ese mismo año recibió el premio de la Academia de las Artes de Japón.

(Fotos: 1 y 2.www.ozuyasujiro.com. 3.www.filmref.com. 4.www.moma.org. 5 y 6. www.filmreference.com)