Volver a la página índice
Maurice Ravel, compositor labortano que escribió el Bolero (II)
jue, 17 feb 2005 18:23:00 +0100

Uno de los trabajos más conocidos de Maurice Ravel fue el Bolero, una composición realizada en torno al ritmo. Otras de composiciones más populares son el ballet Dafnis y Cloe o la ópera El niño y los sortilegios. Cultivó casi toso los géneros musicales, pero su principal expresión se halla en el campo de la música instrumental.

Entre los trabajos líricos se pueden destacar Sheherezade (1903), para orquesta y piano, o Historias naturales (1906). La obra instrumental Habanera (1895), la composición neoclásica Pavana para una infanta difunta (1899), Espejos (1905) o Mi madre la oca (1908), todas para piano. La Pavana se hizó muy popular, debido a la versión orquestal, realizada en 1910, que provocó un éxito de ventas de la partitura pianística.

También compuso dos piezas para piano y orquesta, Concierto para piano en sol mayor y Concierto para piano en re menor para la mano izquierda (1931). En esas dos últimas composiciones de Ravel, se observa una sutil influencia del compositor estadounidense George Gershwin. En los años veinte la colaboración de Ravel con George Gershwin ejerció una fuerte influencia en ambos compositores. La orquestación de las últimas obras de Gershwin es más pulida y en las dos últimas obras de Ravel se observa una influencia jazzística. La segunda de esas obras, Concierto para piano en re menor para la mano izquierda, la escribió para el pianista vienés Paul Wittgenstein que había perdido su mano derecha en la Primera Guerra Mundial. En ella la presencia del piano es tan poderosa como si se tocara con las dos manos.

En cuanto a las composiciones para orquesta cabe destacar Rapsodia española (1907), La Valse (1919-1920) y el Bolero (1928), la obra más conocida de Ravel y que la compuso en torno al ritmo. La bailarina Ida Rubinstein encargó a Ravel que le orquestase varias piezas de Iberia de Isaac Albéniz. Pero otro músico tenía la exclusiva para orquestar las obras de Albéniz y Ravel abandonó su proyecto. A cambio escribió la famosa composición el Bolero. Una acumulación constante de instrumentos que repiten la misma música cada vez más fuerte. Cuando se le acabaron los instrumentos normales de la orquesta empezó a añadir el saxofón, el oboe de amor, la trompeta y el clarinete con afinaciones poco habituales. La graduación del volumen y la brillantez del sonido es tan perfecta que en ningún momento se tiene sensación de monotonía y todo se resuelve en una explosión final.

Bolero se estrenó como ballet en la Ópera de París el 20 de noviembre de 1928. Muy pronto se desprendió de su envoltorio coreográfico para mostrarse con la más absoluta crudeza en las salas de concierto. En contra de los pronósticos poco optimistas del propio Ravel el Bolero se impuso en los programas de las orquestas y desde los conciertos pasó a los medios de difusión, a los más característicos del siglo XX, primero la radio y luego el cine.

El niño y los sortilegios (1925) es la ópera más famosa de Ravel. Pero también compuso más obras escénicas, como la música para el ballet impresionista Dafnis y Cloe (1912), que lo compuso por encargo de un empresario ruso.