Como referencia de inicio del clasicismo musical se toma el año de la muerte de J.S Bach en 1750, aunque el clasicismo pleno se identifica con la llamada Primera Escuela de Viena, hacia 1760, finalizando con el triunfo del espíritu romántico a principios del siglo XIX.
La música clasicista es una música agradable y lejos de las complejidades barrocas. Tenía como principales objetivos la claridad, el buen gusto, la proporción y la elegancia. El apogeo del estilo clásico o clasicismo se produjo verdaderamente a finales del siglo XVIII con la música de un grupo de compositores que formaron la "escuela de Viena". Los más importantes fueron Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwing van Beethoven.
La orquesta el estilo musical preferido de los músicos
Durante el periodo clásico la orquesta pasó a ser el estilo musical preferido de los músicos de la época. Casi todos cultivaron este género siguiendo la regla del clasicismo que se regía por el predominio de lo instrumental sobre lo vocal. En consecuencia, los instrumentos se convirtieron en el arma más preciada de los músicos, consagrándose tanto los de viento como los de cuerda. El violín, el piano, la viola y el violonchelo tomaron gran importancia.
Precisamente, al violín le tocó realizar el papel de director dentro de la orquesta. Así, el primer violín se colocaba enfrente de la orquesta y con sus movimientos de arco organizaba el concierto. Por otro lado, los instrumentos de viento como la flauta, el oboe, el clarinete, el fagot y la trompa también entraron a formar parte en el esquema de la música denominada clásica.
La Escuela de la ciudad de Mannheim
Si la orquesta tuvo tanta importancia en la música clasicista fue, en parte, gracias a la gran labor que hizo la Escuela de la ciudad de Mannheim, uno de los centros culturales germánicos más importantes de finales del siglo XVIII. La orquesta de la Escuela se hizo muy conocida en toda Europa e indiscutiblemente sirvió de modelo a las demás orquestas clásicas que predominaron en este siglo de las luces. Además, Haydn y Mozart le deben mucho a la Escuela de Mannheim. Toda la innovación en escritura musical que la conocida Escuela aportó fue asimilada rápidamente por los dos compositores, quedando reflejada en la obra sinfónica de ambos músicos.
El género de la ópera siguió cultivándose pero otra modalidad operística de estilo ligero y una temática popular se terminó imponiendo, la ópera cómica. Este tipo de ópera se caracterizaba por el tratamiento humorístico y ligero de temas más próximos a el espectador con escenas y personajes familiares y lejos de la solemnidad y los excesos vocales de los grandes divos, por el uso de una música de carácter popular y graciosa melódicamente, que muy a menudo era una caricatura de la ópera seria.