Descripción y comentarios:

El santuario de Arantzazu es de estilo moderno, y de gran relevancia arquitectónica, debido al esfuerzo que realizaron para enmarcarlo en un terreno tan accidentado.

La basílica, tras realizar un concurso de ideas, fue erigida durante los años 1950-1955, y es obra de los arquitectos Francisco Sáenz de Oiza y Luis Laorga, del colegio de arquitectos de Madrid. La construyeron siguiendo las premisas del concurso, es decir, respetando la entrada de la carretera y las construcciones monacales existentes.

La basílica presenta planta latina , y está construida sobre la antigua iglesia, que actualmente es una cripta . El ábside de forma semicircular es doble en la parte de abajo, con claraboyas en la parte norte, y tiene más altura que el resto de las naves . La cubierta es recta en el crucero, metálica ondulada en el ábside, y de madera en la nave central. El crucero tiene un poco más de altura.

En el interior, a partir de la primera altura, las paredes y el techo aparecen recubiertos de madera.

Dispone de dos coros colocados uno sobre el otro, son de madera, y están a los pies de la nave central.

En los laterales se abren cuatro vidrieras de forma irregular.

A la iglesia se accede bajando unas escaleras, es decir, a través de las cuatro puertas que están a pie del frontis . La entrada está ubicada en un gran pórtico , que la complementa un frontis construido en sillar de piedra caliza; a los lados se levantan dos torres de forma cuadrangular, de la misma altura, están construidas con grandes piedras calizas talladas en punta de diamante.

El elemento más destacable del pórtico es la decoración del frontis: un friso formado por figuras antropomorfas, esculpidas por Jorge Oteiza en grandes bloques de piedra caliza. En la parte de arriba hay un conjunto escultórico del mismo material, traza y autor, que representa la Piedad.

En el exterior, junto a la nave principal, pero alejado unos cuantos metros, está la torre, de planta cuadrangular , y cubierto por bloques de piedra caliza tallados en punta de diamante. Tiene aproximadamente una altura de 45 metros, y destaca entre el resto de los elementos que forman el conjunto.

La cripta del santuario, bajo la nave principal, presenta planta de cruz latina, y la cabecera es plana con un amplio ábside. Aprovechando los espacios de las paredes, se decoraron con pinturas murales de Nestor Basterretxea.

Tras ganar el concurso, el retablo lo pintó el escultor madrileño Lucio Muñoz. En la hornacina del centro está la titular de la iglesia, la Virgen de estilo gótico; está sentada y en la rodilla izquierda se apoya un niño desnudo que lleva una manzana en la mano.

Las puertas de la entrada son obra de Eduardo Txillida.