Descripción actual:

Partiendo del propio pueblo y andando por la orilla izquierda de la ría, enseguida llegamos frente al edificio de la Junta de Salvamento. A partir de ahí hay que superar un desnivel de 29 metros para llegar a la entrada del faro. Desde el alto se divisa todo el horizonte, con la playa, el mar y los acantilados del entorno.

El faro es un estrecho edifico de dos plantas. El edificio es tan pequeño por falta de espacio. Al de la Plata y al de Getaria les sucede lo mismo. En la planta baja hay un almacén y una estancia y en la superior la cocina y el dormitorio. Se accede a la vivienda por la escalera de la torre - 9,89 metros de altura -.

El edifico es de mampostería, realizado con cemento de Zumaia; Por el contrario, el zócalo, la cornisa de la torre y la propia torre son de sillarejo.

Datos históricos:

En el entorno denominado Talaia vivía un atalayero, en lo que constituyó cierto precedente del faro actual. Avisaba a los navíos que se dirigían al puerto de que se encontraban cerca del mismo y en noches tormentosas se encendía un fuego para comunicar a los marineros a la intemperie que la bocana, de por sí complicada, estaba aún más complicada debido a la tormenta.

En el siglo XIX se instalaron varias cementeras en las inmediaciones del puerto zumaiarra y, por esa razón, el tráfico de navíos se incrementó considerablemente en el puerto. Navíos cargados de carbón llegaban a las cementeras procedentes de Asturias e Inglaterra. Por el contrario, del puerto salía cemento fundamentalmente. Debemos tener en cuenta que en 1860 el puerto de Zumaia doblaba en tráfico al de Pasaia y lo cuadriplicaba en lo que respecta a recaudación de aranceles aduaneros.

Pero la entrada del puerto era muy pequeña y, por ende, muy peligrosa, por lo que los navíos esperaban a la pleamar para entrar al puerto. Además, era muy fácil confundir la entrada al puerto de Zumaia con las entradas situadas en las cercanías. Por todo ello, se vieron obligados a construir un faro.

Inocencio Elortza fue el responsable del proyecto y se estrenó el faro en 1870. Al principio carecía de pilón y tomaba el agua de una fuente situada a quinientos metros, en la parte izquierda de la bocana; para ello, por supuesto, el farero debía estar pendiente de la bajamar. Si no fuera por el camino que en bajamar surgía en la parte izquierda de la bocana, en aquella época no había otra comunicación a pie entre Zumaia y el monte Talaia. Para acudir al faro había que utilizar la barcaza que trasladaba a los zumaiarras de un barrio a los demás.

Los carlistas destrozaron el faro y lo dejaron totalmente inservible. Se reconstruyó tras la guerra y fue reinaugurado en 1881.

Proceso productor:

Cuando se puso en funcionamiento en 1870 tenía un único aparato de 5º orden. En 1881, tras la guerra Carlista, se implantó un nuevo equipo de la casa Barbier, cuya característica principal era su luz verde con haz blanco; se reflejaba en la baliza ubicada en una punta y señalaba la entrada a la ría. Posteriormente se instaló un nuevo equipo, de petróleo.

En 1925 se electrificó el faro. Además de la lámpara incandescente de 400 bujías, se instaló una linterna de 1,80 metros en lugar de la anterior. También se cambió la instalación de Punta Carnero, que fue sustituida por pantallas giratorias que lanzaban 3+1 destellos cada 20 segundos. Posteriormente se ha instalado un óptico de 500 mm, con instalación eléctrica y reserva de gas y un equipo electrónico de reserva.