Se encuentra al pie del monte Loatzu, junto a la carretera general. Entre San Sebastián y Tolosa no hay un caserío con características semejantes a las de Larrea. Originariamente, fue la casa solariega de los Larrea. En esta casa, de la que fue dueño, nació Gil Lopez Oñez, personaje del siglo XIV, pariente de los Loiola, del linaje de Oñaz. Peleó al frente de las tropas castellano-guipuzcoanas contra navarros y gascones en la batalla de Beotibar, en 1321.

Sobre todo, hemos de destacar la magnífica armadura de este edificio, ya que es de gran calidad y fue construida en el siglo XVI. También cuenta con un hermoso arco de entrada y otros destacables elementos de piedra.

Se trata de un edificio de planta rectangular, compuesto de dos plantas y desván. Presenta tejado de madera, a dos aguas, y cumbrera perpendicular a la fachada principal. En dicha fachada principal, en la planta baja, dispone de muros góticos en la parte inferior y de mampostería en la parte de arriba. Entre las plantas, pueden verse dos líneas de modillones, que son lo que más destaca. Los muros están enlucidos y, en algunas partes, agrietados. En la parte central del muro hay un acceso en arco apuntado adovelado, en el que puede verse una olla tallada. La primera planta presenta una serie de cuatro huecos de ventana alineados. El desván presenta cierre en tablazón, de construcción bastante reciente.

La fachada que da al noroeste tiene un acceso adintelado y un hueco de ventana. En la primera planta, cuatro huecos de ventana alineados completan la fachada. La fachada sureste no tiene nada digno de mención, ya que, al estar construida en pendiente, tiene la entrada al pajar y al patín a la altura del terreno. Además, cuenta con un anexo construido junto al edificio, que cierra la fachada por ese lado. La fachada trasera carece de interés, si bien presenta aparejo gótico en la parte de muro correspondiente a la primera planta. Todos los sillares son de caliza.

En general, tiene el aspecto de un edificio rural. La entrada principal sirve de acceso al caserío. A la izquierda de la entrada tenemos la cocina, con fuego bajo y fregadera. En la fachada delantera, junto a la cocina, está el espacio para el ganado y los pesebres. A la derecha de la entrada está la escalera, desde la que se accede a la primera planta, que está dividida en diversas dependencias con tabiques de ladrillo y yeso, tablazón machihembrado y entramado entre mamposterías. Por otra sección de escalera se asciende hasta el desván, también dividido en varias partes. Dieciséis postes enterizos de roble sostienen la magnífica estructura de este edificio, que también cuenta con un lagar de madera, casi completo.