El palacio Moiua se encuentra a la salida del pueblo, hacia el norte, en la carretera a Soraluze, en medio de una pendiente. El conjunto formado por el palacio, el jardín delantero, la fuente y la escalinata es de gran importancia. Según parece, el edificio fue utilizado con fines agrícolas durante muchos siglos.

Es de planta casi cuadrada, con dos plantas, desván y cubierta a cuatro aguas. Es un edificio construido de mampostería, con sillería en las esquinas y en los marcos de los vanos. Tanto la entrada principal como la fachada sur presentan huecos similares a los de los palacios en la primera planta, y ventanas gemelas en la planta baja. El desván se ventila a través de unos pequeños ojos. En las esquinas, a modo de ornamento, hay unos garitones cilíndricos.

Un arco apuntado resalta el eje en la fachada en la que está la entrada. A ambos lados del arco hay dos ventanas gemelas. En la primera planta hay un hueco más alargado que el resto. Sobre él, hay un frontón triangular y dos escudos de armas sin tallar a los lados. Dicho eje está decorado con elementos vegetales y volutas. Es sorprendente que los balcones de la primera planta se abran por medio de arcos conopiales, lo cual quizás se deba a que son una extensión de unas simples ventanas.

La casa es del siglo XVI. Posteriormente se modificó su estructura exterior. Joan Moiua Barrena Argarte ordenó su ampliación cuando volvió de Filipinas, hacia mediados del siglo XVII. Entonces se utilizaron componentes arquitectónicos inusuales en aquella época. Quisieron darle el aspecto de los palacios antiguos, por lo que utilizaron garitones repletos de florones, huecos al estilo de aquellos palacios, ventanas gemelas y arcos conopiales. No obstante, la organización general del edificio es buena muestra de una estructura propia del Barroco.