El palacio conforma un conjunto arquitectónico: por un lado, la torre medieval, construida el siglo XIII o XIV, y por otro, el palacio, construido alrededor de la torre en el siglo XV. Se encuentra en la calle Cuchillería y, si bien está completamente renovado, cuenta con muchos elementos antiguos de gran interés en la fachada principal.

La planta baja es la más destacable de todas, ya que es el único resto de la antigua basa (se puede ver sillería de la época). Tiene dos grandes accesos en arco apuntado y, en los espacios entre ellos, otros tres más pequeños en arco escarzano. La entrada grande que hay a la derecha es muy interesante; la rodea el cordón de los franciscanos (de hecho, ése es el elemento que da nombre a la casa).

Entre los dos accesos en arco apuntado puede verse el escudo de armas real y la marca de los Sánchez de Bilbao, ya que la casa se construyó con su ayuda. Tal como hemos mencionado, la planta baja es la parte más interesante. Dicha planta ocupa el mismo espacio que ocupaba la torre medieval, que era una vivienda fortificada construida con sillería y mampostería. Cuenta con un foso de protección a su alrededor, por lo que se ha solido pensar que la torre sería una parte de la antigua muralla. Toda esa planta fue antaño la sala del palacio, la estancia más importante, y tiene una bóveda estrellada en la parte superior.

Además de la bóveda, los adornos de las claves también son dignos de mención (pueden verse las imágenes habituales en la época); a decir verdad, toda los elementos decorativos de la sala son de gran valor.

Sobre la planta baja hay otras tres plantas, construidas con mampostería y ladrillo, que presentan una distribución muy regular. Todas ellas están completamente renovadas y carecen de interés desde el punto de vista artístico.

Actualmente, las plantas superiores se utilizan como viviendas, mientras que la planta baja y la entreplanta se dedican a usos culturales.