El palacio fue construido por mandato del barón de Oña en el siglo XVIII. Francisco Ibero se encargó de dirigir los trabajos de construcción.

No es un edificio enteramente exento, ya que presenta una línea de edificios en su lado derecho, siendo el Palacio Montalibet el que cierra el conjunto. Presenta planta cuadrada, algo irregular, y la fachada principal se distribuye en cuatro plantas. Las plantas inferior y superior son muy pequeñas, si bien han sido ampliadas en las fachadas izquierda y trasera, debido a lo accidentado del terreno.

La fachada principal es de sillería y actualmente, por efecto del paso del tiempo, presenta un aspecto bastante ennegrecido. Las esquinas y los vanos también son de sillería, mientras que las fachadas lateral y trasera son de mampostería. La cubierta es a tres aguas.

En la fachada delantera hay un semisótano en la parte inferior, con varios vanos para iluminación. A la izquierda, entre pilastras, hay un acceso en arco escarzano que tiene un ojo de buey encima (es el acceso a la planta inmediatamente superior al semisótano). El resto de vanos de esa planta son ventanas de una única sección, también en arco escarzano (la de la derecha ha sido transformada en puerta).

En la siguiente planta también hay arcos escarzanos; todos dan a un balcón corrido que ocupa la fachada principal y una parte de la fachada izquierda. En el desván hay cinco ventanucos. En la parte superior presenta una cornisa compleja, con molduras, y sobre ella hay un alero con canecillos muy elaborados. En el ángulo que forman las fachadas delantera e izquierda podemos ver un gran escudo de armas.

En el resto de las fachadas también presenta arcos escarzanos, distribuidos de un modo bastante regular.