El Ayuntamiento de Eibar fue construido por Ramón Cortázar a comienzos de siglo. Se encuentra en la Plaza Untzaga y es un edificio enteramente exento. Fue construido en un nuevo emplazamiento, con el objetivo de conseguir un efecto especial: se pretendía reunir todos los edificios en un conjunto y crear un espacio abierto, que fuera el punto en el que los habitantes se congregaran y del que se dispersaran. Es de mampostería, provisto de piedra artificial. En el maderamen predomina el pino, y el solado es de madera.

En la planta baja se utilizó cemento armado para el suelo. Es un edificio de planta rectangular que presenta la siguiente estructura: un cuerpo principal en el centro y dos cuerpos adosados a los lados (anteriormente fueron escuelas y cuentan con sendas entradas).

Cuenta con planta baja y dos plantas más. Antaño, la estructura del edificio generaba un pequeño patio visible gracias a la poca altura de la fachada trasera. No obstante, hace algunos años se llevaron a cabo una serie de trabajos de rehabilitación, a resultas de los cuales el edificio adquirió el aspecto compacto que presenta hoy en día.

El elemento más importante de la estructura exterior es la fachada principal. Probablemente con la intención de dar al edificio el aspecto de los antiguos ayuntamientos, se le dotó con un soportal en la planta baja, y cuenta con varios huecos entre las plantas primera y segunda. Dichos huecos son arcos de medio punto, distribuidos de una forma repetitiva y simétrica.

La parte central de la fachada principal presenta algunos elementos decorativos: columnas y una especie de frontón en el que se encuentra el reloj. Dentro de la evolución de los consistorios guipuzcoanos, suele decirse que el de Eibar es uno de los ejemplos de la última época. Presenta un estilo peculiar en la decoración y es una muestra de estilo neoclásico, si bien tardío.