El museo de Historia Natural de Londres
Este museo abrió sus puertas a mediados del siglo XVIII en Bloomsbury, con la colección del famoso médico londinense Sir Hans Sloane (1660-1753).
Preocupado por lo que pudiera ocurrirle a la colección cuando él muriera, Sloane pidió en su testamento que su colección no se dispersara y que se mantuviera cerca de Londres. Además, cedía su colección a los monarcas de Inglaterra a cambio de 20.000 libras para sus dos hijas. Cuando Sloane murió, se cumplieron estas condiciones. Ésto sucedió en 1753. A esta colección fueron añadiéndose otras que se iban comprando. En 1757, el rey Jorge II cedió su biblioteca. Al principio, el museo estaba situado en un palacio del siglo XVII, en el mismo lugar en que está ahora. En 1759 abrió sus puertas al público. Excepto durante las dos Guerras Mundiales, durante las cuales el contenido del museo estuvo oculto en un lugar seguro, el resto del tiempo a estado siempre abierto. En 1772 compraron las primeras antigüedades decorativas, unas vasijas griegas. Después, en 1802, llegaron la piedra Roseta y varias antigüedades egipcias, en 1806, una colección de esculturas clásicas y en 1816, varias esculturas del Partenón. El edificio comenzó a quedarse pequeño y más aún cuando el rey Jorge IV llevó allí la biblioteca de su padre. Entonces decidieron levantar el edificio que vemos hoy en día. Después fueron añadiéndose otras secciones. En el siglo XIX cambiaron las normas del museo sobre la admisión de visitantes, para poder dejar entrar al público en general. Por otro lado, comenzaron a realizar trabajo de campo, enviando a los arqueólogos a realizar excavaciones por todo el mundo. Durante la década de 1880 trasladaron al Museo de Historia Natural las colecciones de ciencias naturales. Este hecho, además de la ampliación del museo, añadiendo otra ala al edificio, facilitó la entrada de las colecciones que iban aumentando sin cesar. Después se añadieron otras alas. Durante el siglo XX se crearon nuevos servicios para los visitantes: guías, tienda, etc. Tras el parón provocado por las dos Guerras Mundiales y la escasez económica, el museo ha seguido ampliándose.